Hoy quiero compartir contigo algunas reflexiones sobre el desarrollo de un/a colocador/a de voleibol.
Si bien es cierto que puedes encontrar un estudio mucho más completo en mi libro, Construir una colocadora de voleibol, recientes conversaciones con amigos entrenadores me han animado a dejarte aquí estas consideraciones.
ELEGIR UN COLOCADOR
Tratamos mucho este tema en el libro, y suele ser un tema muy tratado en los cursos: ¿Cómo elegir un/a colocador/a? Por las manos, por los pies, por la potencia, por la rapidez? Muchas veces la respuesta que sale es «por las manos». Por supuesto, sin pensarlo mucho, su función será la de «empujar» un balón, con lo cual las manos juegan un papel fundamental, pero muchas veces no detectamos esta habilidad en edades tempranas.
Lo que si podemos detectar desde muy pequeños es la rapidez:
Aquel que cambia dirección más rápidamente, o reacciona más rápidamente a una estimulación visual. Aquel que acelera y desacelera antes que los demás. Aquel que aguanta este trabajo de acelerar y desacelar mejor que los demás.
Otra habilidad que podemos identificar en edades pequeñas es la coordinación motora (la relación con el balón) y otra más es la capacidad de representación mental: imaginar, visualizar la trayectoria de un balón; imaginar, visualizar un juego.
EMPUJAR vs COLOCAR
El papel del colocador se divide en 2 actividades principales:
Empujar un balón, dar un pase, con la finalidad de dar un balón para que un compañero ataque (función) y colocar un balón, que tiene que ver con la técnica.
La función tiene que ver con poner un balón en un punto determinado y un tiempo determinado para que el atacante pueda rematar de forma eficaz.
Precisión
Característica de la función de tocar de dedos, de empujar ese balón, es la precisión. Por ejemplo, un pase de colocación alto, (básico en los equipos de iniciación y juveniles), que permite desarrollar diferentes tipos de ataque, es aquel que, si dejáramos caer el balón, caería más o menos en la línea lateral del campo.
Un pase de colocación hacia 4 con bola más rápida es aquel cuyo balón caería (si lo dejáramos caer) fuera del campo. En este caso, es importante remarcar que se trata de un pase que no permite desarrollar muchos tipos de ataque.
Es importante, en benjamines y alevines, trabajar mucho la precisión, ya sea con objetivos especificos marcados en el campo, ya sea con trabajo analítico o super analítico en mini grupos.
Táctica
Otra característica es la táctica. El colocador debe saber leer el juego adversario, observar, evaluar no solo el bloqueo adversario, sino también la disposición en defensa, las características del colocador adversario.
Por ejemplo, si el objetivo de ese juego es hacer punto, el colocador deberá colocar hacia el atacante que pueda hacer daño al equipo adversario, teniendo en cuenta las debilidades del equipo adversario, o de un jugador adversario específico. Si el entrenador indica otro objetivo, entonces el colocador deberá adaptarse a este objetivo (ej. que el atacante remate hacia la línea y no en diagonal).
Psicología
Una tercera característica es la piscología. Entender la situación psicológica de nuestros compañeros en todo momento para entender hacia quien colocar.
Lo típico: jugadores que a partir del punto 20 empiezan a mandar frees y/o no rematar. Les tiemblan las piernas, se les nubla la vista.
Sin embargo, hay otros que quizás no sean tan explosivos en términos de efectividad en ataque, pero pueden garantizarte unas soluciones más eficaces en cualquier momento del partido.
Tened en cuenta que estos conceptos pueden implementarse también en edades muy tempranas. Podemos, por ejemplo, trasmitir el concepto de «pase de precisión» a un niño de 8 años.
Está claro que no vamos a pedirles dar un pase de dedos perfecto hacia zona 4, pero hacer lanzamientos con el objetivo que puede ser un aro en el suelo. Este lanzamiento, ya de por sí, es un pase de colocación. Lo siguiente, en una progresión, podría ser quitar el aro y poner a un compañero que no se mueve, para terminar poniendo a un compañero que realiza la carrera de ataque y manda el balón de dedos al otro lado.
Es fundamental hablar de funcionalidades ya desde pequeños, para encontrarnos con jugadores de 13/14 años que ya tienen bien mentalizados estos conceptos.
La técnica (colocar) tiene que ver con otros aspectos que voy a tratar ahora.
Existen dos técnicas para colocar: toque de dedos y toque de antebrazos.
En este sentido, hay que insistir en entrenar el pase con toque de antebrazos, pero no para evitar correr y llegar debajo del balón, sino para aquellas situaciones en las cuales es imposible dar un pase de dedos.
¿QUE PODEMOS PEDIR A NUESTROS JUGADORES SEGÚN LA EDAD?
Facilitar
En edades muy tempranas (benjamines) la prioridad es facilitar el juego, como puede ser empezar con lanzamientos con dos manos desde abajo hacia arriba, para que, si hay 3 o 4 jugadores en el campo, cada jugador sepa que, antes de pasar el balón al otro lado del campo en el primero o segundo toque, aprendan a pasar el balón a los compañeros. Una vez trabajada esta fase, podemos pasar a la fase de precisión.
Lamentablemente (en España al menos) veo cada vez más objetivos disparatados como hacer punto si o si, rematar, sacar para que no haya juego. En fin, si sembramos mal ya sabemos que cosecharemos poco o nada. Igual tendrás algun jugador que saldrá porque tiene talento propio, pero los demás crecerán con muchas limitaciones técnicas.
Se paciente con tus jugadores.
Precisión
Siempre en edades muy tempranas, incluir canastas y objetivos como aros y otros elementos para poner el foco en la precisión de los pases.
Ya sean lanzamientos desde abajo o ya lanzamientos desde la frente, todos los jugadores (sin especializar a nadie) necesitan aprender a ser precisos. Para ello, repite tantas veces cuantas sea necesario (aunque pueda parecer agotador) para que los niños vayan desarrollando una mentalidad basada en el esfuerzo y en poner la atención en el proceso y no en el resultado.
La precisión es un índice de talento, con lo cual, una vez que trabajamos uno o dos años con estos niños, podemos identificar fácilmente, ya en infantiles, el talento, analizando la precisión de cada jugador.
Técnica
Para el desarrollo de la técnica, otro trabajo a realizar en benjamines, es la estabilización del eje medio del cuerpo para poder llegar a tocar el balón de forma correcta. Solo una vez que los niños hayan estabilizado esta postura, podremos entrenar situaciones en las cuales tendrán que tocar de dedos en una posición exterior al eje medio.
La capacidad de anticipar la posición es una característica fundamental de un colocador. Mientras el resto de jugadores deben estar en la posición que necesitan en el momento que se necesita, el colocador debe llegar antes a la posición necesaria para colocar. Palabra clave: «Tienes una cita con el balón».
Esta es una habilidad, que, una vez aprendida, cambiará radicalmente la vida del jugador, incluso la personal y no solo la deportiva. Un colocador suele llegar antes a los entrenamientos, suele llegar antes a los puntos de encuentro para un desplazamiento, odia llegar tarde a citas de su vida personal.
ALEVINES E INFANTILES
Ya en estas categorías, tenemos que entrenar a los/as chicos/as para que aprendan a tomar decisiones. Por ejemplo, si en la defensa de una finta, la jugadora en 4 se desplaza hasta zona 3 para defender, tiene sentido colocar un balón a 4?
Lo mismo, si en el otro campo el jugador más fuerte está en zona 5, nuestros jugadores deberán aprender a tomar la decisión de jugar en zona 1/6 o 2/3 para limitar el trabajo de este jugador más fuerte.
El feedback, en este sentido, juega un papel fundamental: debes dejar tu feedback y pedir feedback a tus jugadores.
A nivel de pase, un colocador infantil debe ya dominar el pase, sin salto, alto hacia 4 y alto hacia 2, pidiendo que todo el cuerpo participe en dar el pase, transmitiendo esta sensación de que todos los músculos trabajan para empujar el balón. Esoty hablando de jugadores que ya llevan al menos un par de años jugando a voleibol, no de jugadores infantiles que acaban de empezar.
No pido usar las muñecas en este momento, para ello uso la fitball o mando los jugadores al pasillo del pabellón, donde el techo es bajo, para que vayan practicando la movilidad de la muñeca. Lo mismo se puede hacer tocando hacia el suelo, o tocando hacia la pared desde una distancia muy corta, con dos manos, con una mano, lento/rapido, etc. Todo hecho durante los entrenamientos, pero no lo llevamos a los partidos mientras no veamos un dominio de la técnica.
Frontalidad
Una técnica fundamental a enseñar en esta edad es la frontalidad.
El colocador debe ser frontal en entrada y frontal en salida. Se pueden realizar diferentes ejercicios para entrenar a los niños en entender este concepto, como pasar balones para que caigan delante del jugador, que luego recogerá este balón y, girándose hacia 4, deberá lanzar el balón hacia esta dirección frontal a la zona donde tiene que ir el balón.
Estos conceptos se trabajan en estas edades, pero no es necesario pedirlas en los partidos. Si trabajamos bien estos conceptos ahora, podremos pedir estas cosas en cadetes.
Insisto en la necesidad de ser pacientes.
Puede que veas a ese club ganar muchos campeonatos infantiles y alevines pero, observa, ¿cuantos de estos llegan a ser jugadores determinantes en categorías juveniles o senior?
Uno de los problemas principales de porqué las selecciones absolutas españolas (masculina y femenina) no llegan a competir a alto nivel internacional es precisamente la falta de trabajo a largo plazo. El objetivo, para todos, es ganar ya, cuanto antes mejor, con lo que sea. No es construir jugadores de voleibol.
Esto significa, además, dejarles jugar más partidos, añadiendo más equipos y torneos, siempre que las federaciones te dejen, claro…
No puedes pretender tener jugadores de más talento si, ya en infantiles, solo pueden jugar una liga y, al ser campeonatos ya competitivos, muchos jugadores de banquillo acabarán jugando 3/4 partidos en toda la temporada.
Quizás una buena idea sería añadir una categoría intermedia entre alevín e infantil, destinada a jugadores alevines y a infantiles de primer año, para permtirles jugar más partidos, superar más rapidamente el cambio de dimensiones del campo, y poder probar gestualidades y técnicas sin la presión de tener que ganar.
Algunos equipos ya llevan a sus alevines con los equipos infantiles pero ¿cuantos partidos juegan?
INFANTILES
La prioridad de esta categoría es el conocimiento de las rotaciones y las posiciones en el campo, para detectar las posibles faltas, quien saca, y analizar la rotación adversaria (saber si juegan con 1 o dos colocadores, si parten con el colocador atrás, etc.).
Otra prioridad con esta edad es el uso del central, con trabajo específico para diferenciar entre los pases a 4 y 2, y los pases cortos y semis para el central. Por ello, hay que trabajar la visión periférica para poder establecer esta relación de amor/odio colocador-central, para saber donde está, si ha salido para rematar, si prefiere una corta o una semi, etc.
Al central hay que insistirle con «Atacar al balón, al colocador» (palabra clave) en el sentido de mejorar la carrera para ir hacia el colocador y no realizar dos gestualidades por separado (pase de dedos sin función por un lado, carrera de ataque de corta por otro lado, sin función).
Otra prioridad es el remate zaguero, muy útil para enseñar el remate y para que los colocadores se familiaricen con esta opción de ataque. Se trata de enseñar este pase como algo que es parte de un sistema de juego, y no como algo ocasional que pasa porque defendemos mal o colocamos mal.
Relación con la red
La relación con la red es un aspecto también prioritario en esta categoría. El hecho de haber trabajado con todos tus jugadores el pase de dedos, te ayuda a evitar que el futuro central y el futuro receptor tengan problemas con la red. Además, aprenden a tomar decisiones, más allá del colocador, para dar un balón a un compañero u a otro, para dar un pase alto o uno rápido. Una palabra clave que uso con los jugadores es «debes ir a la cama con la red».
Estos elementos nos permiten preparar uno, dos o más potenciales colocadores, que en infantiles habrán rematado también, pero en cadetes ya especializaremos. Dependerá, por supuesto, de si hemos sembrado bien en las categorías inferiores.
CADETES
Aquí ya pedimos cosas más creativas, más próximas al voleibol de alto nivel también en los partidos (porque puedes pedir voleibol de alto nivel también en alevines o en infantiles, pero más en los entrenamientos que en los partidos), porque es en esta categoría cuando saldrán con más facilidad.
Por ejemplo, pedir colocar usando las muñecas, colocar saltando, colocar una pata, colocar una pistola, colocar zaguero 1, etc.
Ojo, el aspecto psicológico es fundamental, con lo cual, si el equipo juega una liga, habrá que entender que en determinados momentos de un partido, el colocador no realizará estas gestualidades porque no se siente seguro.
Si no es posible tener más de un campeonato, habrá que elegir aquellos partidos donde fijar objetivos específicos, como colocar pata siempre que sea posible, o usar más la opuesta cuando es zaguero, o colocar cortas, etc.
JUVENILES
Ya aquí trabajamos la prestación, con gestualidades que deben ser perfectas y sistemas de juego claros y respetados por todos los jugadores. Insertamos trabajos de fuerza, aunque es posible empezar desde pequeñitos con trabajos de fuerza, que no son pesas (por ejemplo, mantenerse agarrados, suspendidos en el aire, a una barra).
Es fundamental entrenar los músculos antagonistas, la zona lumbar, educarles a pensar como atletas, educarles a escuchar su cuerpo y prepararse para el entrenamiento y para el partido, concentrándose en el entrenamiento del cuerpo.
Puedes consutar la web para encontrar ejercicios que puedan ayudarte en este trabajo, paciente, de construcción de habilidades fundamentales para un jugador de voleibol, no importa que sea colocador u central, receptor, opuesto.