Gestionar el grupo: unas pocas lineas sobre el sector femenino
Gestionar un equipo femenino suele ser tarea mucho mas complicada que hacer lo mismo con uno masculino. De base se nota que las chicas no notan la competición para tener un sitio en el equipo, son mucho mas sensibles en temas extra deportivos y esto puede generar agresividad y rivalidad. Además, suele pasar que las chicas, al contrario de los chicos, se lleven sus problemas personales al pabellón, disminuyendo su atención durante los entrenos así como su efectividad y capacidades físicas.
MOTIVACIÓN
Si analizamos estos elementos básicos podemos afirmar que la única cosa que puede limitar estos comportamientos es la motivación para jugar y superar sus límites.
Una jugadora motivada, aunque no tenga cualidades técnicas muy elevadas, consigue dar al equipo mucho mas de lo que te podrías esperar y esto suele «contagiar» al resto de compañeras, con los resultados que todos podemos imaginar.
Por ello, a diferencia del masculino, en el voleibol femenino lo ideal como entrenador es que no diseñes el equipo titular basandote siempre y solo en las cualidades técnicas y físicas de tus jugadoras (juegan las mejores) sino que tengas en cuenta el elemento motivación y la situación psicológica de cada una para poder así definir el mejor 6 que debe jugar.
LAS GEMELAS
Un fenómeno que suelo notar en los equipos que entreno es aquel de las jugadoras gemelas. Suelen ser las que en los ejercicios en pareja no se separan nunca y buscan siempre ayudarse en aquellos ejercicios mas complicados para que ninguna de las dos sufra, con el resultado que, en realidad, no están alcanzando el resultado esperado del mismo (por ello de vez en cuando es conveniente mezclar las parejas, pero siempre sin exagerar, yo lo hago durante la primera semana de cada mes). Cambiar las parejas suele ser positivo para que la chicas se centren mas, entiendan que el entrenador ha entendido la situación y puedan mejorar técnicamente, verdadero objetivo de estas decisiones. Además, las otras jugadoras notan estos comportamientos entre las «gemelas» y acabas teniendo dos o mas mini grupos que degeneran en anarquía absoluta y tu ya no cuentas nada como entrenador.
MIRAR HACIA ADELANTE
Otra situación que se suele ver mucho en los pabellones es escuchar a las jugadoras decir frases como «no conseguiré nunca esto», o «tengo miedo a hacer esto», o «para mi es imposible hacer esto», «nunca fui capaz de hacer algo así» y parecidos. Estas frases indican básicamente una cosa: la jugadora está intentando REMOVER el obstáculo que le ponemos en lugar de ir hacia ello y afrontarlo para superar este limite. Las jugadoras deben aprender a realizar todo tipo de ejercicios propedéutico para este deporte, incluso los mas complicados, si es que el entrenador se lo está pidiendo. Y deben hacerlo con la justa motivación y espíritu, para que pueda incluso ser de ejemplo para las demás compañeras.
Con el entrenamiento y las repeticiones aprenderán a superar estas dificultades, sobre todo si los ejercicios no implican cometer demasiados errores (si no, no se motivan) y no demasiadas exigencias técnicas (según el nivel del grupo).
LA GESTIÓN DEL ERROR
Sobre este argumento he dedicado un articulo específico, la gestión del error en el voleibol, donde analizamos las diferentes situaciones que hay que saber gestionar para poder solventar y gestionar los errores.
En este caso la postura mas habitual, la mas natural que se nota en el campo, es la JUSTIFICACIÓN, echando la culpa a la colocadora para un remate que ha ido a la red, o al arbitro que es muy malo, al foco que está justo encima de donde se coloca y un sin fin de excusas cada vez mas elaboradas. Hay que partir del hecho de que equivocarse es natural, es parte del proceso de aprendizaje de cualquier persona y como tal hay que asumirlo. Lo peor que puede hacer un entrenador es gritar a la jugadora que se equivoca o desesperarse mas de lo normal (que dentro de ti puedas estar ardiendo no quiere decir que lo tengas que transmitir). De hecho, con los niños, cuando se equivocan, no paramos de reírnos y de decirles que vuelvan a intentarlo. Bien, pues este sistema es el mas adecuando incluso en los mayores! Un actitud destendida, explicando (poco) como mejorar y dejando que cada una pueda asimilar aquel movimiento/golpeo/saque etc. hasta que lo aprenda a hacer bien, suele ser mucho mas efectivo que la creación de mal rollo en cada entrenamiento y/o partido.
Por parte de las jugadoras, lo importante es ENTENDER el porque del error mas allá de buscar culpables improbables, y seguir con determinación para que no vuelva a cometerlo nunca mas! Las compañeras siempre tienen que animar a quien haya fallado y seguir hacia una nueva acción olvidando lo mas rápidamente posible lo ocurrido. De lo contrario, la compañera quedará con su nervioso pensando en el error sin volver a recuperarse. Si se trata de una receptora que falla un remate, por ejemplo, lo mejor sería volver a darle la bola para que gane en confianza. En este caso, por supuesto, la jugadora no puede permitirse fallar otra vez, de lo contrario será cada vez mas complicado «sentir» la confianza de las compañeras.
EL ENTRENADOR
El papel de la entrenadora no tiene que ser siempre el de líder autoritario. De hecho un líder no nace como tal, es el grupo quien lo elige, así que, aunque el entrenador debería ser siempre el líder del grupo, en realidad en muchas ocasiones el equipo sigue mas las indicaciones, los comentarios así como se fía mas de los juicios de una líder informal, que suele ser una compañera. Puedes convertirte en líder alimentando día tras día tu relación con las jugadoras a base de confianza, respeto y justicia, donde por justicia entiendo ser justos (si ha entrenado bien debe tener una oportunidad, si le dices que ha tenido una semana espectacular, no puedes dejarla en el banquillo el día del partido, etc.). Te conviertes en líder, además, si las jugadoras entienden que sabes de voleibol, de competencias técnicas y tácticas, y que sabes afrontar situaciones relacionadas con la vida en el pabellón y la vida extra deportiva (que influencian muchísimo el voleibol femenino). Como para las jugadoras, no puedes echar la culpa de un error táctico siempre y solo a las jugadoras; debes asumir tus responsabilidades y tomar decisiones que puedes motivar.
Muchos entrenadores no saben justificar sus decisiones y se esconden detrás de un «AQUÍ MANDO YO» que solo es una escusa que esconde una escasa preparación además de inseguridad. Un verdadero líder sabe dudar de sí mismo y entiende sus errores. Quien no sea capaz de reconocer sus errores no aprende nunca y pierde el respeto del grupo, con lo cual quizás sea mejor cambiar de trabajo. Veo en muchos equipos que algunos entrenadores, para que sus decisiones sean aceptadas por todas las jugadoras, se apoyan en el carisma y las cualidades de líder de una jugadora en concreto, que ejerce, en este caso, de mediadora. No está del todo mal pero sigue siendo algo que disminuye tu papel en el grupo, con los resultados que acabo de escribir. Quizás sea mas fácil, si lo tienes, dejar el papel de mediador al segundo entrenador, con el resultado que, aunque tengáis el mismo objetivo, el segundo pueda «entrar» mejor en la jugadoras en determinadas situaciones, tanto de juego como de vida extra deportiva.
EMPODERAR AL EQUIPO
El papel del entrenador sigue evolucionando a mano que los deportes sean influenciados por las tendencias de la vida extra deportiva. Por lo tanto, no es de extrañar que lo que se aprendió hace 20 años ya no sirva de mucho actualmente, sobre todo con las categorías juveniles.
Hoy en día en mi caso, dejo que las responsabilidades de las decisiones tomadas se compartan entre el entrenador y algunas jugadoras del equipo, sobre todo aquellas que demuestran saber aguantar la presión, tienen cualidades técnicas superiores al resto del grupo, gozan del apoyo de las demás y evidencian dotes de lideres indispensables. Este mecanismo de decisiones compartidas suele influenciar positivamente a todo el equipo, que mejora tanto a nivel físico como técnico, y sobre todo aumenta la motivación de forma adecuada, haciendo que el compromiso deportivo se convierta en algo importante en la escala de valores personales.
Puedes buscar por cada gesto técnico la jugadora que mejor lo sabe desempeñar, hacer que pueda participar en las decisiones que tomamos y que se convierta en el ejemplo a seguir para las compañeras: así que por un lado le estamos comunicando que confiamos en ella y el grupo también, y por el otro que deberá responsabilizarse y trasmitir estas cualidades al resto de las compañeras para que aprendan y puedan crecer.
Normal,mente el entrenador es visto como a un nivel superior con respecto a las compañeras de equipo. En esta nueva visión de empoderamiento del equipo, el entrenador vuelve al mismo nivel aun manteniendo cualidades y un papel diferente: así será posible que todas, además de ver a las receptoras, las colocadoras y las centrales, vean también al entrenador, sintiéndose libres de conversar de forma abierta con el sobre eventuales problemas sin pensar que esto le pueda penalizar.
CUIDADO! Este empoderamiento solo es posible si tenemos un grupo compuesto por atletas determinadas, con orientación hacia el resultado, acostumbradas a trabajar en equipo, a sacrificarse y asumir responsabilidades cuando cometen errores.
OTROS ANALISIS COMO ENTRENADOR
Volviendo siempre al papel del entrenador en la gestión del grupo, para que siga la armonía en el vestuario y durante los entrenamientos, tu debes intentar ser constante en tu actitud. Si comienzas la temporada siendo autoritario no puedes ablandarte poco a poco sin que nadie se aproveche de esto. Al contrario, si empiezas muy blandito, no puedes convertirte en un sargento con el pasar de los meses porque de esta forma solo crear hostilidad sobre todo de parte de quienes han seguido siempre las reglas.
Es, además, muy importante, durante un partido, ponerse en la piel de tus jugadoras antes de tomar decisiones de las cuales podrías arrepentirte. Por ejemplo, no puedes pretender que una jugadora que entra durante el tercer set te resuelva los problemas de ataque después de haber estado todo el tiempo en el banquillo. Al mismo tiempo, no puedes conceder mas tiempo de lo normal a las jugadoras que normalmente son las mas fuertes si este día en el partido están jugando mal (ser justos). Incluso puede que les venga genial un poco de descanso físico y mental (siente mucha presión, no consiguen «leer» el partido, todo el equipo va mal pero ellas son las mas representativas y sufren mas, etc.)
Finalmente, para mantener una armonía que produzca sus frutos a medio y largo plazo, deberías evitar salir siempre con el mismo equipo titular porque durante la temporada la curva de rendimiento suele no ser constante y a veces insistir en las mismas jugadoras no producirá ningún efecto positivo, sino todo lo contrario: ellas no rendirán y las que están en el banquillo estarán descontentas, con el resultado que, aún entrando durante el partido, no podrán mostrar todo su potencial por no sentir tu confianza.
Esta es mi experiencia como entrenador de equipos de voleibol femenino, te animo a compartir la tuya para poder así crecer todos 🙂
Gracias por leer!
Excelente reflexión. En mi club hay mucho que aprender de experiencias así. Gracias por compartir
Todo lo que pueda ser compartir y aprender nos ayudará a que este deporte pueda crecer en número y calidad 😉 Gracias por leer!