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Engañados por la suerte. Como crees que entrenas y como entrenas de verdad.

PORQUE AUSTRALIA NO GANA

Hace unos años, la federación australiana de football decidió hacer un estudio sobre el número de balones que acaban en uno de los postes de la portería durante un partido. En total, en una temporada contaron unos 13.000, un dato asombroso. Después, contaron aquellos disparos que, después de golpear un poste, acababan en gol, y aquellos que no. Y resumieron diciendo que la diferencia entre acabar en gol y fallar estaba toda en la suerte. De hecho, su estudio se titula «Engañados por la suerte».

Y es cierto que es difícil decir que la decisión tomada por el jugador que después marcará el gol y aquella tomada por el jugador que fallará sea buena o mala.

Aun así, no terminaron allí la investigación, porque había otras variables que sí que son susceptibles de cambios, según el resultado de cada disparo después de dar al poste: investigaron las consecuencias (deportivas) para el jugador que conseguía marcar después de que el balón golpeara el poste, y para el jugador cuya pelota acababa fuera o de vuelta al campo de juego.

El resultado fue asombroso: aquel que conseguía marcar tenía muchas más probabilidades de jugar el partido siguiente que aquel que fallaba. La prensa decantaba por supuesto mucho más al goleador que aquel que fallaba. Al final de la temporada, el jugador que marcaba después de dar al poste tenía mejores contratos que el otro para la siguiente temporada! Y esto que, al final, el resultado se debió a pura suerte!

 

RESULTADO, PROCESO

¿Adónde quiero llegar?

Como entrenadores, somos líderes de nuestro equipo, y convencidos de que, sobre todo en categorías juveniles, no tomamos decisiones técnicas basándonos en los resultados, que muchas veces incluyen elementos incontrolables como la suerte o el adversario, sino en el proceso, y sobre todo en la correcta aplicación.

Mentira.

Juzgamos los resultados continuamente, en la cancha, así como en la vida de todos los días.

Este fenómeno de estar condicionados por los resultados se denomina SESGO DE RESULTADOS o, en inglés, Outcomes Bias.

Es cierto que en todas las decisiones que toman nuestras jugadoras, automáticamente juzgamos los resultados positivamente o negativamente, de forma verbal o a través de lenguaje corporal, sin tener en cuenta determinados factores.

Así como el disparo al poste que acaba en gol o no, en voleibol la similitud puede ser el saque que acaba en la red después de botar en ella y vuelve a nuestro campo o acaba en el campo adversario y es punto directo. Nuestras decisiones, nuestras consideraciones técnicas sobre aquella u otra jugadora se dejarán influenciar por el resultado, piénsalo bien.

Si viviéramos en un mundo donde los resultados fueran el exacto reflejo del proceso, el sesgo de resultados podría estar bien. Un buen resultado es fruto de un buen proceso. Un mal resultado es fruto de un mal proceso. Pero así no es.

Nos han insistido mucho en que para conseguir un buen resultado hay que trabajar más en el proceso de aprendizaje, sin embargo, aun siendo verdad que tenemos que esforzarnos mucho en el proceso, la incertidumbre, la suerte, el adversario, son variables que no podemos controlar sin tener mucha experiencia, mucho trabajo acumulado durante nuestra carrera deportiva, sea como jugadores, sea como entrenadores.

También nos han dicho que el aprendizaje se basa en la experiencia, que siempre que tengamos que tomar una decisión, abrimos el cajón mental de nuestra experiencia y buscamos la solución. Y es así.

Pero, ¿y si voy con mi coche, paso por un semáforo en verde, y otro coche se salta el semáforo rojo de la otra carretera y choca conmigo? Desde este momento, ya no buscaré en mi cajón mental la respuesta «pasar con el verde» sino «pasar con el rojo». No tiene sentido. Nos basamos en la suerte para determinar nuestra toma de decisiones futuras? Allí está el sesgo de resultados.

El sesgo de resultado influye en nuestra vida de forma determinante. En nuestro aprendizaje, puede que tomemos decisiones equivocadas, influenciados por los malos resultados de nuestras experiencias anteriores, culpando a la mala suerte de ellos, en muchos casos.

Hay varios experimentos sobre esto, porque es que ocurre en cada momento de nuestras vidas. Un estudio sobre la gente que vive en zonas donde hay huracanes, se ha descubierto que aquellas personas que han recibido la alerta de abandonar sus casas por huracán, y después no ha habido daños, a la siguiente alarma la mayoría decide quedarse en casa porque tiene en su mente la experiencia anterior. «La otra vez no ha pasado nada, suerte, pues esta vez me quedo en casa».  Una persona que no vive en zonas huracanadas, y que lee de una alerta de huracán en una determinada área, seguramente pensará en el peligro que ello conlleva y que se alejaría de allí inmediatamente. Esta persona no está juzgando el resultado en base a la suerte, sino en base al conocimiento, a datos ciertos e irrefutables (Los huracanes son muy peligrosos).

La vida es más como un partido de póker que uno de ajedrez. Si lo piensas bien, en el ajedrez, todas las piezas están en la mesa, delante de los jugadores. Cuando un jugador gana, normalmente es porque ha jugado mejor y tomado mejores decisiones que el otro. El resultado está muy vinculado a la calidad del proceso (aprendizaje). En el póker, hay muchas variables que los jugadores no conocen, e incluso habiendo tomado buenas decisiones, fruto de la experiencia, pueden que pierdan. En el caso del póker, como en la vida, podremos evaluar aquel jugador después de unas 10.000 horas de juego, pero no después de 1 hora. 

PASAR A LA ACCIÓN

Ahora que sabemos más sobre el sesgo de resultado y su impacto en nosotros y, sobre todo, en los demás, te voy a compartir dos posibles acciones para mejorar y mitigar posibles efectos negativos.

Cuando ocurre que el resultado de tomar una decisión es malo, hazte estas tres preguntas:

  1. Sé algo sobre esta decisión (el proceso de aprendizaje de la jugadora) antes de que ocurra el resultado?;
  2. He descubierto algo después de que ocurra el resultado;
  3. ¿Podría haberlo sabido de antemano?

Cuando la respuesta a estas tres preguntas siempre es NO, te encoges de hombros.

Pero si al menos una de las respuestas es SI, no pienses en castigarte, sino en preguntarte ¿Cómo podría incluir eso en el futuro?

La segunda acción que te comparto está relacionada con hacer el trabajo por adelantado. Es algo que te puse también en la primera acción (Podría haberlo sabido de antemano?)

Piensa en el momento de diseñar el entrenamiento de esta tarde, y no en el partido del fin de semana, y hazte estas preguntas, tanto si eres entrenadora como si eres jugadora:

  • ¿Qué opciones estoy considerando?,
  • ¿Cuáles son los objetivos que tengo?
  • ¿Cuánto estoy dispuesto a sacrificar (tiempo, esfuerzo, etc.) para conseguir estos objetivos?
  • ¿Cuáles son los posibles resultados de tomar esa u otra decisión?
  • ¿Qué posibilidades creo que tengo de que esto ocurra?

Si te paras a pensar en las respuestas, podrás ver que algunas serán muy subjetivas, pero otras estarán sujetas a datos concretos y análisis. Es algo que deberíamos hacer no solo como entrenadores o jugadores, sino en nuestra vida cotidiana, en nuestras tomas continuas de decisiones.

Intenta, con tus jugadoras, hacer una evaluación de las intenciones, de sus tomas de decisiones, antes de que ocurra el resultado. En un entrenamiento, evalúa su conducta, su manera de intentar llevar a cabo un ejercicio, su postura, su lenguaje corporal. Si haces esto, si una jugadora toma una decisión que lleva a un resultado positivo o negativo, no te sorprenderá tanto, no te afectará tanto.

En mi caso, me centro en evaluar 4 cosas concretas:

  1. Decisiones buenas que acaban en resultados buenos
  2. Decisiones malas que acaban en resultados buenos
  3. Decisiones buenas que acaban en resultados malos
  4. Decisiones malas que acaban en resultados malos

Cuando ellas te pedirán ¿Qué tal lo he hecho? O te mirarán para pedirte feedback con su lenguaje corporal, intenta explicarles que la mejor forma de tener un feedback objetivo es sin conocer el resultado de esta acción, de esta decisión. Con lo cual, en voleibol, lo mejor es dar estos feedback durante los entrenamientos, en ejercicios donde no hay un resultado inmediato: se trata de centrarse en como han preparado ese ejercicio, en que herramientas tenían a su disposición, en los conocimientos que ya tenían.

Otro aspecto a tener en cuenta es el clásico «Yo no sé hacer esto» o el «Yo no puedo hacer esto». Las jugadoras se dejan llevar por las emociones al ver que el resultado de sus acciones es negativo. Voy a sacar y fallo=soy mala sacando. Nuestra labor como entrenadores será aquella de trabajar más en las preguntas que te compartí arriba, relacionadas con todo aquello que tengo que trabajar antes de realizar la acción, para poder luego tomar decisiones mejores, que pueden dar resultados mejores.

Como entrenadores, tenemos que intentar minimizar al máximo el impacto de los resultados en nuestro estado emocional. Haciendo esto, seremos mejores entrenadores, mejores líderes.

Y viviremos mejor, sin duda!

 

 

 

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