En esta era donde si no eres miembro de las redes sociales no eres nadie y si antes eras nadie ahora puedes tener un peso a nivel social, parece desaparecer cada vez más la diferencia entre mundo real y fantástico. Por supuesto el deporte no queda exento, así que vamos a ver como es ser jugadora de voleibol en la era social.
A menos que tú no seas un influencer, un término que puede considerarse válido incluso en el deporte. ¿Pero, estamos seguros de que sea así?+
LOS ÍDOLOS
Cada joven recibe desde pequeño información relacionada exclusivamente con los deportistas de élite, da igual que deporte. Ellos ven aquel deportista y piensan que ser jugador de fútbol o baloncesto es «guay»! Así que piensan que aquella será la manera en la que se portarán. Porque es la que te convierte en «guay».
LOS MEDIOS
EL DEPORTE
LA FAMILIA
UN CONSEJO
SER UNA JUGADORA DE VOLEIBOL EN LA ERA SOCIAL
Os desvelo un truco que os abrirá un nuevo mundo: no se aprende a jugar al fútbol viendo a Cristiano Ronaldo en Instagram o a jugar al voleibol viendo a Ngapeth marcar un super punto utilizando técnicas nunca vistas. Tampoco te conviertes en un campeón si gritas como un loco como en las GIF de Twitter. No se aprende la recepción o el remate en Facebook. Por mucho que puedas mirar 20 veces un tutorial de YouTube, este nunca podrá sustituir un entrenador así como ningún filtro cubrirá tus defectos mejor que un líbero ayudándote en la defensa o un compañero con un bloque. Ningún vídeo de campeones del pasado te dará nunca emociones que te puede dar una victoria sufrida y vivida hasta el último momento, estés en el campo o en el banquillo, en una final de liga nacional o en un campeonato local.
LA ACTITUD, LO PRIMERO
A todos recomiendo aprender a tener una correcta actitud. Si tu actitud no es correcta, te quedarás en el banquillo. Para siempre. No importa lo bueno que eres, si te portas como un bebé no entrarás ni siquiera durante el partido. No se trata de tener siempre una sonrisa o quedar después del partido con los compañeros para tomar algo. Se trata de confiar en el compañero, de entregarte al deporte que practicas porque lo amas, de sufrir y celebrar siempre como si se tratara de una final de un mundial. Seis personas con una actitud correcta en el campo pueden suplir limites técnicos y conseguir objetivos nunca vistos.
UNA ANÉCDOTA
He tenido la suerte de jugar en un equipo con estas características. Todos trabajábamos por las mañanas y por las noches entrenábamos duro. Nos gustaba tanto el voleibol que íbamos a entrenar a 40 km de casa cuando no teníamos la cancha disponible. Volvíamos a casa a las 12 de la noche y por la mañana a las 6.30 el despertador sonaba ya. Empezamos la temporada sin ningún objetivo de gloria pero si con ganas de pasarlo bien y darlo todo por el compañero. A mano que pasaban los partidos nos dimos cuenta de que eramos algo más que un equipo de jugadores suficientes: teníamos un grupo, algo que muchos equipos de la liga no tenían. Acabamos la liga como cuartos. En los play-off eramos la mina vagante. Ganamos aquellos play-off y ascendimos a la tercera liga nacional italiana (B1). Una historia increíble pero una historia que pasó realmente, no te la mostrarán en las redes sociales. Yo he tenido la suerte de vivirla, ahora te toca a ti.